viernes, 4 de mayo de 2007

Respuesta a Hipocresia ante el dinero.

Hipocresía ante el dinero


Con este título, en su edición del día 30 de abril, don Juan Esteban Puga Vial publicó una carta a propósito del proyecto de reforma a la LOCE para eliminar el lucro de la actividad educacional.

Lo primero que me nace decir acerca de sus razonamientos, todos muy realistas, es que yo no creo en el principio de contradicción, de modo que, pensando de una manera diametralmente opuesta a la suya, puedo reconocer que hay en sus palabras una verdad.

Reconocido esto cabe agregar, sí, que su verdad es en extremo sesgada... Al punto que leyendo su carta en la que parece querer decirse que todos los hombres del mundo, en todos los oficios y profesiones, trabajan con fines de lucro, el lector se ve en la obligación de preguntarse qué concepción del hombre tiene don Juan Esteban, dado que el "Lucro" consiste en subordinar las motivaciones de nuestros actos al propósito exclusivo de ganar dinero.

Sin querer exhibir una contradicción absoluta con sus razones, ante ellas me nace recordar aquí la definición que Goethe dio de la "cultura". Dijo Goethe al respecto: "La cultura es amor". Con lo cual quiso decir que todo lo que el hombre ha hecho de verdaderamente grande a través de la historia lo ha hecho antes que nada por amor (por la 9.a Sinfonía, Beethoven recibió de la Sociedad Filarmónica de Londres el sueldo que recibe hoy al mes una secretaria de dirección). Los albañiles que construyeron la catedral de Chartres recibían por su trabajo un salario mensual de muy mediana cuantía, lo cual les permitía vivir decentemente en las modestas y encantadoras casitas del burgo medieval. Ningún arquitecto constructor de catedrales se enriqueció por levantar hacia el cielo los más hermosos templos que la mano del hombre ha construido. Pongo este ejemplo sólo para decir que en el ámbito de una concepción cristiana del hombre se parte del supuesto de que todo ser humano está llamado a "realizar algo" en su vida, y la motivación de ese "algo", por modesto que sea, es anterior o debe ser anterior a todo propósito de beneficio material. Es obvio, naturalmente, que la realización de ese algo en el seno de la sociedad requiere de ciertos medios. Y los medios deben ser siempre sólo eso. Esa es la ventaja espiritual que ciertas épocas pasadas tienen sobre la nuestra.

Así, la verdad contenida en las palabras del señor Puga es válida para estos tiempos, pero es una triste verdad.

GASTÓN SOUBLETTE

2 comentarios:

pilarfahrenkrog dijo...

Aquí va una carta al Mercurio en respuesta al Sr. Gastón Soublette ( martes 8 de mayo)
Señor Director:

Justamente tras leer la carta de don Gastón Soublette citando a Beethoven como ejemplo de creador sin fines de lucro, he visto la película "Eroica", realizada por la BBC con su tradicional rigor histórico, donde muestra al gran compositor negociando hábilmente con un príncipe austriaco, hasta conseguir de su parte una subvención de tres mil florines anuales para seguir componiendo sinfonías y ver así plenamente satisfechas sus expectativas de lucro.

HERMÓGENES PÉREZ DE ARCE IBIETA

pilarfahrenkrog dijo...

Otra carta respuesta ( lunes 7 de mayo)

Fin de lucro en Mozart

Señor Director:

En su edición del día viernes 4 de mayo del presente, don Gastón Soublette se refiere a una carta anterior de don Juan Esteban Puga Vial, en relación con el lucro en el proyecto de reforma de la LOCE. En ella don Gastón hace un velado desprecio al lucro, aunque finalmente lo acepta como un mal necesario. Afirma que Goethe, al decir "La cultura es amor", quiso decir que todo lo que el hombre ha hecho de verdaderamente grande a través de la historia lo ha hecho antes que nada por amor. Afirma que ni Beethoven (con su 9ª Sinfonía), ni los albañiles que construyeron la catedral de Chartres ni los arquitectos constructores de las grandes catedrales se enriquecieron producto de sus obras. En fin, afirma que en el ámbito de la concepción cristiana del hombre todo ser humano está llamado a "realizar algo" en su vida y ese algo es anterior o debe ser anterior a todo beneficio material.

Sin desconocer que deben haber muchos seres humanos a los que efectivamente no les llame la atención el lucro, lo anterior me llevó a recordar que W. A. Mozart se sentó a escribir "La Flauta Mágica" a instancias de Schikaneder, que le prometió pingües ganancias. Y que casi simultáneamente se sentó a escribir, por encargo secreto del conde de Walsegg a través de un emisario, su perturbador Réquiem, cancelando éste incluso un anticipo inmediato con la promesa de ser más generoso a la entrega de la obra. (Según Stefan Sweig, la composición del Réquiem por Mozart constituye "un momento estelar de la humanidad").

Previo a estas negociaciones, Mozart no pensaba en componer ni una ópera masónica ni una misa de difuntos. Pero bastó que viera cierto lucro para abocarse a ellas con la genialidad que nadie ha podido igualar ni antes ni después. Nadie puede negar la profunda espiritualidad masónica de "La Flauta Mágica" ni la cristiana del "Réquiem". Sin embargo, estas dos gigantescas obras musicales nacieron gracias "al fin de lucro" de nuestro buen Mozart.

RONALD EPPRECHT SAELZER