jueves, 10 de mayo de 2007

Beca Presidente de la República

Señor Director:

Hace dos meses el ministro Secretario General de Gobierno, Ricardo Lagos Weber, expuso en una airada defensa de los méritos que lo llevaron a recibir, en 1991, la beca Presidente de la República, respondiendo así al artículo "Los ministros ex becarios" publicado en el Cuerpo de Reportajes del 4 de marzo de este año.

Según expone Lagos Weber en su carta, lo más grave del reportaje es que omite "información fundamental" para entender por qué fue merecedor de la beca Presidente de la República para realizar un doctorado en Cambridge.

Sin embargo, a partir de nueva información recibida por la Cámara de Diputados, hemos podido comprobar que el secretario de Estado en sus aclaraciones omite un hecho esencial como es que no terminó sus estudios en Cambridge para los que fue becado. En cambio, decidió aceptar una oferta de empleo remunerado.

El tema envuelve un asunto de principios: No es aceptable que se entreguen cuantiosos recursos públicos para realizar un programa de estudios específicos admitiendo que el beneficiario pueda abandonarlos a su libre albedrío. Los fondos de la beca Presidente de la República no son de libre disposición. Muchos postulantes que, es de presumir, no habrían abandonado sus estudios no los recibieron, ya que estos no son ilimitados. Sí los recibió el actual ministro, pero este no cumplió la contrapartida mínima de los mismos: Terminar sus estudios. Han pasado 15 años desde que el ministro Lagos obtuvo fondos públicos para realizar estudios que no terminó. Lo que corresponde, en resguardo de la transparencia y la fe pública, es que el beneficiado devuelva los fondos que lo favorecieron, los que a "vuelo de pájaro" hoy superan los 100 mil dólares.

Y en cuanto a la omisión en la que él ha incurrido en sus explicaciones a este diario, una simple reflexión: El ex Superintendente Etchegaray renunció por menos.

Nicolás Monckeberg
Diputado

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