jueves, 21 de junio de 2007

La mediocridad del Futbol chileno

Esta entrevista revela eso que todos suponemos, la falta de rigor , lo alejado del sentido empresarial, la falta de profesionalismo ..del "mundo" del futbol.

Jueves 21 de junio de 2007

JOSÉ MANUEL EDWARDS:
"Todos los jugadores le tenían terror a Salas"

Juan Esteban Codelia

Marcelo Salas y José Manuel Edwards no se quieren. Nada.


El síndico de la quiebra de la U aceptó contar las historias que nunca se supieron de su administración y varios quedaron mal parados. Según él, Gustavo Huerta no imponía disciplina y Salvador Capitano nunca supo controlar la presión.
Edwards dice que los futbolistas amigos de Salas no lo saludaban, que se arrancaban de las concentraciones, que llegaban a entrenar con hálito alcohólico y que todo eso pasó porque él estaba muy nuevo en el fútbol.

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JUAN ESTEBAN CODELIA

Dice José Manuel Edwards que la de la U puede ser su última quiebra, tras 25 años como síndico. "Es que ahora hay muchas restricciones y ya no estoy en edad para eso", se confiesa.

Ayer comenzó a entregar la administración del club. Y aceptó repasar historias no contadas de su paso por el club.

"Esta fue, lejos, la quiebra más interesante y desafiante que me tocó. La única con continuidad de giro. En las otras vendía y chao. Acá tuve que investigar mucho, hasta en la antropología de la gente. Me costó mucho dividir qué era propio del fútbol y qué se achacaba como propio de la actividad".

-¿A qué se refiere?

"Estimábamos por ejemplo que a distancias de hasta 400 kilómetros se viaja en buses y de ahí para adelante en avión. Nos decían que en avión siempre, porque en el fútbol siempre se ha hecho así. Tuve que ir dividiendo las cosas que son propias del fútbol, con características especiales, y aquellas que no eran propias pero que se hacían por una costumbre ancestral. Como que los jugadores no debían practicar en la tarde. Ellos entrenan de 10 a 12. Y de ahí en adelante, hasta las 10 del día siguiente, tienen libre".

-¿Y eso no le parece?

"A mí me parece que alguien que gana cinco millones de pesos mensuales no puede tener esa libertad, porque a las 8 de la noche ya durmió siesta, vio televisión y está aburrido. Por eso a las 10 de la noche está en la discoteca. Y es lógico que así sea".

-¿Cómo lidió con ese tipo de cosas?

"A mí me insistían en que esto que está ocurriendo con los jugadores es propio del fútbol, así que no los moleste. Yo opinaba que no, que esto de la conducta personal no es propio del fútbol. Y que tengan un trato tan especial y que se les den tantos premios no es propio del fútbol, sino que ocurre en una empresa común y corriente. Y fui suspendiendo de alguna forma. Y exigiendo de otra".

-¿Qué suspendió?

"Permisos para que salieran fuera de Santiago libremente cuando quisieran, que si alguien se sentía mal o estaba lesionado no fuera al entrenamiento. O no ir al Caracol Azul el fin de semana. Eso me lo pedían los jugadores, a través de Gustavo Huerta (N. de la R.: entrenador del año pasado). Salas, por ejemplo, se quería ir en su vehículo con cuatro o cinco amigos cuando jugábamos en provincias, separados del bus que iba con el resto de los jugadores".

-¿Es verdad que se arrancaban del hotel de concentración en ese mismo vehículo?

"Sí, de eso también me enteré. ¿Cómo lo supe? Por los mismos jugadores que me contaron después. Nunca se me dijo nada cuando él estaba en el equipo, porque todos los jugadores le tenían terror a Salas".

-¿Sólo Salas se arrancaba de la concentración?

"No quiero entrar en detalles. No es el momento...".

-Pero quizás este sí es el momento, al término de su gestión...

"Yo creo que el hecho de que los miércoles se entrenara después de almuerzo, porque eran los martes de Salas (N. de la R.: esos días se hacían asados y convivencias y supuestamente se cambiaban las prácticas a petición del jugador), no tiene ningún sentido".

-Perdón, pero todos los problemas se limitan al primer semestre de su gestión y a Marcelo Salas...

"Sí, sólo con él. Lo que sí te confieso es que los jugadores más cercanos a Salas, que yo no sabía que había un quinteto hasta que se fueron, no me saludaban. Yo no podía ir al camarín, porque había un ambiente de cortarlo con un serrucho".

-¿Cuándo se entera de todas estas cosas?

"Cuando se retira Gustavo Huerta. Nadie se atrevió a hablar antes de eso. Tenía ideas, pero no tan claras".

-¿O sea que la razón para que se fueran los "salistas" fue esa?

"No, yo no sabía. Todos terminaron contrato. A lo mejor Sergio Vargas me recomendó no recontratar a tales y tales por esto mismo. A sabiendas de que era el grupo. Después lo supe".

-En ese tiempo se comentaba que había jugadores de ese grupo que iban a entrenar con hálito alcohólico...

"No en el tiempo de (Salvador) Capitano, tampoco en el de (Jorge) Socías, pero en el de (Gustavo) Huerta me enteré de que sí. Con Huerta ocurrieron dos cosas. Yo era muy nuevo, estaba todavía empapándome de esto y no podía ir más allá. Y segundo, que tuvimos un entrenador de no mucha personalidad".

-¿Este año la situación mejoró?

"Un día, en la pretemporada de Coquimbo, les pregunté a Luis Pedro Figueroa y 'Pepe' Rojas por qué molestaba tanto que yo fuera al camarín. Ahí me dijeron que yo tenía que ir perdamos o ganemos. Recién ahí caí de las nubes. No lo había hecho porque el ambiente era tan desagradable, que pensaba que era embarrar más la cosa. De ahí para adelante fui siempre".

-¿Qué más cambió?

"Me decían que no se debía llamarles la atención cuando los expulsaban. Bueno, pero ahora se hace, les contesté. Y salvo con Salas, no tuve problemas con ningún otro expulsado. De hecho, en el segundo semestre el comportamiento fue mucho mejor. Y es porque me puse firme. Después tuve que lidiar con salidas tarde a la cancha, lo que implicaba multas. Les dije que las pagaran ellos. Es que no se usa, me insistían. Un día les dije que se las iba a descontar y nunca más se atrasaron. O que ningún problema si regalan una camiseta, pero la pagan. Lo mismo si perdían una pelota. Y así sucesivamente".

-¿Le costó convencer a los DT para que le entregaran informes semanales?

"Me dijeron que eso no se usa en el fútbol. Y lo impuse. Es natural que alguien le dé cuenta de su función a un jefe. Lo hicieron todos, aunque Capitano reclamó como malo de la cabeza. En los tiempos del argentino el camarín era un desastre, sobre todo después que se perdía".

-¿No le gustaba la reacción de Capitano?

"Era pésima. Si un día lo llamé para un lado, en Concepción, y le dije 'amigo mío, si usted sigue así esto va a cambiar'. Por eso tomé la decisión. Si la persona que manda se cae al suelo, no manda. Estaba muerto, muerto, muerto. Parado en una esquina, mirando el suelo, destrozado. Si el jefe estaba así, imagina cómo era ese camarín. Era mucho. Es como que en tu casa se produce un accidente y yo salgo arrancando. Los niños chicos van a pensar que el papá no sirve de nada. Eso es lo que pasaba en la U con Capitano".

-¿Despedir a Capitano fue más difícil que hacerlo con Mariano Puyol?

"Mucho más. Yo de eso ni supe. Le mostré a Sergio Vargas la lista de los profesionales que había y él marcó a los que tenían que seguir. Yo no los conocía. Entre los que no se quedaban, estaba Mariano Puyol. Yo no sabía quién era".

-No terminó bien su relación con Vargas...

"Él renunció voluntariamente siendo leal a Capitano, lo que es una estupidez del porte de un buque. Le dije que no era la manera de ser leal con nadie. No entiendo qué bien le hacía a Capitano que él se vaya. Que quede sin pega. Tengo que partir de la base que Sergio fue honrado y honorable siempre, que no tuvo revanchas personales ni recibió comisiones de parte de Mercom, ni nada. Parto de la base de que todo esto fue honorable".

-Las negociaciones de jugadores muchas veces se prestan para cosas raras, ¿le pasó a usted?

"Lo que puedo decir es que si me comprometí a pagar tanto, la U pagó tanto. Ahora si el resto hizo algún negocio, no lo sé. La U pagó lo que se comprometió a pagar. Y tampoco pagamos por alguna transferencia. Sólo sueldos".

-¿Y no le vendieron gatos con orejas de conejo?

"Creo que algunos jugadores eran gatos con orejas de conejo, pero venían por sueldos bastante miserables".

-¿Fue un error traer a Pinilla a la U?

"Pinilla vino por cero. Sólo le hicimos un contrato porque había que inscribirlo en la ANFP. Nunca cobró. Si no lo hubiésemos traído, nos habrían preguntado por qué no lo trajimos si era gratis. Es un ídolo, no tanto como Salas, pero es perfectamente manejable. Pinilla se metía autogoles, porque teniendo los dones que Dios le dio los ha desaprovechado enormemente y va por un destino incierto".

-La U terminó mal...

"Tú viste cómo se terminó. Y eso que era la era de Jorge Socías, tranquila. Pero Jorge tampoco fue capaz de pelear contra este desánimo".

-¿Cómo lo explicaba?

"Que había un desánimo general. Esas son cosas del fútbol que dicen. Si yo fuera gerente general les habría dicho váyanse exactamente a la cresta. A mí me gritaban Edwards de tu madre, tuve que caminar por los techos, y seguí igual. Qué se han creído ustedes. Pero me decían que así es el fútbol".

CAPITANO

"Es como que en tu casa hay un accidente y yo salgo arrancando. Los niños pensarán que el papá no sirve de nada. Eso pasaba en la U con Capitano".

SALAS

"Que los miércoles se entrenara después de almuerzo, porque eran los martes de Salas, no tiene ningún sentido".

LA QUIEBRA DE LA U SE EXTENDERÁ AL MENOS UNO O DOS AÑOS MÁS. Y no está claro cuándo se podrán repartir los dineros recaudados.


"Se puede trabajar con Los de Abajo"

Los garabatos y lienzos en contra de José Manuel Edwards, y su escapada por los techos del centro capitalino, marcaron la primera etapa de su administración. Hoy la situación es radicalmente diferente.

"Los de Abajo (LDA) no creían en lo que se estaba haciendo. Eran contrarios. Tuve que hacer una estrategia larguísima para convencerlos".

–¿No cree que cedió mucho a LDA?

"Dime cuántos incidentes en el estadio hubo en el Apertura de 2007. Cero. ¿Cuántas veces gritaron Edwards de tu madre en el segundo semestre? Cero. ¿Qué más importante que Los de Abajo se porten bien y cuánto me costó lograrlo? Salí ganando".

–¿El trato era 'me dan lo que pido o me porto mal'?

"No, yo les corté todo y no se los volví a dar".

–¿Y las entradas?

"Cien entradas. Nada más. Nadie puede decir que les di una cosa más. Pero me pidieron que recibiera a Bonvallet y yo lo hice, me pidieron presentar al equipo en conjunto y acepté. Fue un desastre, pero me da lo mismo. Se portaban bien. Después, surgió el asunto de los guardias de seguridad. Sabía que ellos no lo iban a aceptar. Y yo tampoco quería. Me daba lo mismo que no lo aceptaran. Pero lo de los petos ya fue otra señal de apertura".

–¿Bonvallet no era su candidato a la banca azul?

"Lo de Bonvallet fue un gol de media cancha. Ahí ellos se dieron cuenta de que yo estaba dispuesto a oírlos. No era mi candidato. Le dije a la comisión que no iba a aceptar a alguien por más de tres meses, que no fuera de la U, que no hubiera jugado acá y que no conociera a la gente. La cosa era entre Lucho Musrri, Bigorra, Lulo Socías y Vaccia".

–¿Y no le dio envidia al ver toda la gente que lleva en Temuco?

"Me importa una pelota el dinero, sino que fuera de la U. Y Bonvallet no me daba garantía de éxito… Después, fui a ver cinco veces a Kramer. ¿Sabes lo primero que hizo al salir? Llamarme. ¿Y sabes dónde almuerzo y con quién este viernes? Con estos gallos. Eso quiere decir que se puede trabajar con ellos. Si tú no los tratas como asesinos, no te cagas de susto, no les das lo que no debes dar y los tratas como se deben tratar, entonces la cuestión va a caminar. Es difícil, es peligroso, pero hay que jugársela".

Edwards saca cuentas alegres: "Fue más gente a ver los partidos, porque ya no había incidentes".


Azul Azul tomó el mando

A las 13.30 horas se reunieron, en la sede de la Corfuch, los representantes de Azul Azul (Mario Conca, Johnny Ashwell, Juan Eduardo Vargas, Octavio Colmenares y Edmundo Hermosilla) con el síndico José Manuel Edwards.

Y se produjo el traspaso de mando, aunque ocurrirá en forma gradual hasta el 30 de junio.

Edwards seguirá en su cargo, pero tendrá a su lado a Johnny Ashwell, quien realizará la función de gerente general y gerente deportivo mientras sus jefes buscan a quien se quede en forma definitiva con el primer cargo.

La medida tiene un efecto práctico inmediato. Se comprará gas para el Caracol Azul (legalmente el síndico ya no podía seguir haciéndolo) y se adquirirán los repuestos de los vehículos de utilería.

Todo debería volver a la normalidad hoy.

Además, se cancelarán los bonos prometidos a jugadores como Manuel Iturra, Miguel Pinto y Waldo Ponce a comienzos de temporada.

¿Arturo Salah? Hoy vuelve de Concepción y se sentarán a conversar para tratar de cerrar su retorno. Mientras eso no se haga, los refuerzos se mantienen statu quo.

Mario Conca, vocero de Azul Azul, aseguró que la intención de los nuevos dueños de la U es que se respeten todos los contratos de futbolistas heredados por la sindicatura, lo que implica que no habrá despidos.

"Se respterán todos. ¿Waldo Ponce? También. Ahora, está en su derecho si se quiere ir, pero nos interesa que siga", dijo. Jorge Acuña y Francisco Arrué, de esta manera, seguirán en la U. A menos que ellos se quieran ir.

Conca agregó que "hay que bajar un poco las expectativas de los refuerzos. Potenciaremos el equipo, pero el proyecto madurará recién en 2008".

Ayer, además, el vocero de Azul Azul ratificó que "Carlos Alberto Délano está en el proyecto, pero se integró desde el principio. Hubo un aumento de capital, por eso variaron los porcentajes de propiedad. Hay otros actores, como Gonzalo Rojas, que también tienen parte de la compañía. ¿Más cambios? No hasta que salgamos a la bolsa".

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