domingo, 2 de diciembre de 2007

¿Será la raza la mala?

Hermógenes Pérez de ArceHermogenes Perez de Arce.jpg
El pelotazo de Vidal

 

Finalizaba el partido, la pelota se iba afuera y, entonces, Vidal le dio un puntapié fenomenal, para lanzarla lejos, a las tribunas. No ganó nada, ni siquiera tiempo, porque hay pelotas de reemplazo junto a la cancha. Sí perdió mucho, porque le mostraron tarjeta amarilla -la sanción por tirar la pelota lejos- y no podrá jugar hoy. También perdió el equipo, privado de un buen jugador. ¿Por qué lo hizo? Yo les voy a decir: porque es chileno y cayó en "la cosa chilena", ese algo inexplicable, indescifrable, arcano y aborigen. ¿Por qué Chile es la única parte del mundo donde tantos escriben "v/s" en lugar de "vs."? Nadie lo sabe. Misterio. "La cosa chilena".

No se rían. Todos ustedes la aplauden habitualmente. Ahora están felices con el "consenso sobre la educación". En Chile, la educación que anda peor es la pública, y la que anda mejor es la privada. Entonces, el "consenso" atacará a la privada con más controles, prohibiciones y burocracia. Tanto, que se va a prohibir a personas naturales fundar y mantener colegios subvencionados. ¡Si tienes vocación pedagógica, eres solidario y quieres trabajar y ganarte la vida educando pobres, la ley te lo prohibirá! Todos perderán: tú, los pobres y el país. ¿Y qué harán con la educación pública, que es la peor? ¡Hacerla todavía más pública, más centralizada, pasándola de municipal a estatal! Otro "pelotazo de Vidal".

La locomoción en Santiago, antes, llevaba a la gente desde donde necesitaba partir hasta donde quería llegar. Y sin subsidios. El pasaje cubría los costos y generaba utilidades. Era un sistema de mercado, si bien con precio fijado por el Estado. Por esto, los buses no eran muy buenos y contaminaban. Y como nuestras calles son estrechas, hacían tacos. Las soluciones eran obvias: buses nuevos y no contaminantes. Había que subir los pasajes o subsidiar la renovación. Si se quería evitar los tacos, había que ampliar calles y modernizar. Lo primero, parcialmente ya logrado con las autopistas urbanas. Lo segundo, con tarjeta "bip" y medidas similares, ¡sin tocar los recorridos nacidos del libre mercado! Pero los socialistas llevan "en su naturaleza" (como el escorpión, que clavó su cola envenenada a la rana sobre la cual atravesaba el arroyo, y se ahogaron los dos) la vocación de impedir la libertad de elección de las personas, que se materializa en los mercados. Entonces reemplazaron la malla de recorridos nacida de ellos por otra socialista, planificada. Y vino el desastre. Antes había locomoción sin pérdidas, y ahora hay pérdidas sin locomoción. El senador Flores, ex ministro de Allende, dice sobre la nana de su casa: "Siempre llegaba contenta, tempranito, a las siete y media en punto. Hoy llega cabreada, cansada, muchas veces a las nueve, nueve y media". Y quieren más plata, para poder perder más. Otro "pelotazo de Vidal".

Ayer leí una encuesta ("El Mercurio", A-11), según la cual, por lejos, el problema mayor de los jóvenes es encontrar empleo. ¿A qué se dedica entonces el Gobierno? A encarecer la contratación de personas, es decir, a procurar que haya menos oferta de empleos. Pierden los pobres, entre los cuales hay más cesantía. Ellos, a la vez, son los más necesitados de encontrar trabajo. Y así empeora la distribución del ingreso. Otro "pelotazo de Vidal".

¿Qué hacer? Obvio. Mandar cambiar a los so-cialistas. En mi opinión, el cambio en la intención de voto (los dos o tres puntos porcentuales requeridos para que sean elegidos los que saben hacer las cosas, en vez de los chambones), ya se produjo. Sólo hay que esperar una elección. La buena noticia de hoy es que ella está un día más cerca.

 

 

Y aca un comentario en el blog que se arma:

Hay algo que se le debe reconocer y agradecer a Chávez: el hecho de destruir tan rápidamente a su país, al igual que lo hizo Allende acá. Hoy, en la portada de este diario, aparecen largas colas para comprar alimentos. Que parecida la imagen a lo que ocurría en Chile en los años 70, durante nuestro criollo experimento marxista. ¿Porqué agradecerle esto? Simple. El ser humano es más sensible a reaccionar ante cambios bruscos, en virtud de la cual, es preferible vivir de una vez la oscuridad para luego ver la luz, en vez de vivir una existencia eterna en la mediocridad de la penumbra, como viene sucediendo en Chile desde 1990. El elástico aquí es infinitamente resistente a la ruptura, pues el lavado de cerebros ha operado a la perfección. Un gran reconocimiento a los socialistas chilenos por esta magna y exitosa obra sobre las débiles mentes chilenas.
Ya en Venezuela se están “encabritando” las FFAA y, probablemente, tal como les sobrevino el desastre marxista, sobrevendrá su nueva pero violenta libertad.
Al final, siempre se tiende a lo mismo: por la razón o la fuerza. En Chile, hace mucho rato se acabó la razón. Solo queda la candidez y la pusilanimidad, terreno fértil para continuar el engrandecimiento del marxismo por estos lados.
Nuevamente recuerdo las geniales palabras del conservador (perdón, nazi) inglés: El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia, la prédica de la envidia, el culto a la mediocridad, y su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria… Sir Winston Churchill. ¿Existirá en Chile algún político que le llegue siquiera a los tobillos en inteligencia y aplomo?
En marzo de este año pregoné a quien me quisiera oír que, así como el marxismo logró introducir el transantiago sin ningún inconveniente, entonces será capaz de introducirnos cualquier cosa.
Somos realmente muy, pero muy…valientes.
Finalmente, a propósito de Churchill, “NUNCA EN LA HISTORIA DE CHILE, TAN POCOS LE DEBIERON TANTO A TANTOS”.

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